Feliz Pascua.
La imagen más conocida de Jesús es la del Buen Pastor en medio de su grey, con la oveja sobre sus hombros. Es desde siempre la imagen más apreciada por los cristianos. Pero notemos enseguida que el evangelio de hoy no habla del ‘Buen Pastor’, sino del ‘Pastor Encantador’.
El adjetivo que se emplea no es ‘agazós’ = bueno, sino ‘καλός’ – encantador, bello. De hecho, el evangelista no quiere hablar de la bondad de Jesús, sino de su encanto. El encanto que luego nosotros estamos llamados a reproducir en nuestros rostros. Nosotros amamos la belleza, nos sentimos atraídos por el encanto.
El autor de Ben Sirác dice en el capítulo 40: “la belleza y la gracia son un placer para los ojos, pero aún mejor es un campo bien verde” (40,22). Nos encanta el amanecer, el subir del sol, contemplamos las montañas, el mar, las flores, la gracia con que el viento mueve los árboles como una danza… ¿qué hacen los escritores, los poetas, los músicos? Traducen en su lenguaje lo bello. ¿Por qué se aprecia todo lo que es bello? Porque las cosas bellas son un reflejo de la infinita belleza de Dios. Somos hechos para la belleza, porque somos hechos para Dios.
Existe una expresión que todos desearíamos que fuese dicha de nosotros: “¡Qué persona tan encantadora!”. Quiere decir, una persona simpática, educada, servicial, gentil, respetuosa. Una persona encantadora. Todos desearíamos que se dijera de nosotros eso. Y Jesús ha dicho de sus discípulos que deberían ser personas encantadoras… cuando dice “ustedes son la luz del mundo, para que vean sus obras bellas”. Se traduce como ‘buenas’… NO – bellas. Y, entonces, cuando Jesús se presentó como el Pastor Bello, los jefes de los judíos se indignaron, lo tomaron como un loco furioso y el final buscaron lapidarlo. ¿Por qué? En un lugar donde todos son malos, feos y llaga una persona bella… anteriormente no se daban cuenta de que eran malos, feos, pero cuando llaga una persona bella se dan cuenta de su condición. Toman conciencia de su estado. También se pueden molestar con la presencia de una persona diferente a ellos.
En el Antiguo Testamento los profetas hablaron de los pastores de Israel. Ezequiel en el capítulo 34 describe estas figuras de los guías del pueblo con la imagen de los pastores y dice: “¡Ay de los pastores de Israel que matan a las ovejas en vez de alimentarlas… no fortalecen a las débiles, ni sanan a las enfermas… ni buscan a las perdidas! Son gente cruel, violenta… la grey se desbanda y son presa de todas las bestias salvajes…”.
De frente a esta situación Jesús dirá que la muchedumbre era “como ovejas sin pastor”. En este momento, aparece un pastor encantador, bello. Y los que eran malos pastores se molestaron porque ellos querían perpetuar la situación presente. Para ellos todo funcionaba bien. Todos eran iguales y, por tanto, ni siquiera se daban cuanta de ser malos pastores. Escuchemos cómo se presenta Jesús a estas guías del pueblo de Israel.
“En aquel tiempo, dijo Jesús: Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas”.
Sentiremos repetir con insistencia en el texto evangélico de hoy esta expresión: “Yo soy el Pastor… el bello”: “ὁ ποιμὴν ὁ καλὸς”. Antes de todo: “Yo soy…”. Es una expresión muy importante porque la auto presentación de Dios es el nombre con el cual Dios se presentó a Moisés: “Yo soy”. Y, por tanto, cuando Jesús emplea esta expresión, quiere decir: ‘aquí les presento el rostro de Dios’ – el rostro de un Dios bello, un rostro para contemplar… Pues también existe un rostro de Dios que es ‘malo’.
Se realizó un sondaje en Estados Unidos y dio como resultado que los ateos eran muy pocos: solo el 5%. Pero solamente el 22% tenían una imagen de Dios benevolente: un Dios bueno y solamente bueno. El resto, el 67%, tenían una imagen distorsionada de Dios: un Dios autoritario, lejano, que no se interesa de nuestros problemas; un Dios que condena, un Dios justiciero, un Dios que castiga. Y esta mala imagen de Dios es el origen de una sociedad que no es bella… porque quien adora a este Dios, luego quiere reproducir este rostro y así nace el ideal de un hombre que es el dominador, el que se hace servir, el que se impone, que pretende que los demás estén debajo de él… porque esta es la imagen que muchos tienen de Dios. Es una mala imagen.
Por eso, cuando Jesús se presenta como el pastor bello, quiere decir: contemplen en mi rostro la imagen bella de Dios. Es un Dios que es verdaderamente atrayente, amable. Es importante contemplar la belleza y sentir el placer de sentirse amados por Él de manera incondicional. Veamos ahora qué es lo que hace que el rostro de Jesús sea bello. Y ya hemos escuchado la primera característica de esta belleza: es el que ofrece su vida a favor de las ovejas.
El verbo que aquí se emplea no es: ‘dona su vida’ pues inmediatamente pensaríamos sobre el don de su vida en el Calvario. Aquí hay otro verbo que es ‘τίθημι’ (tìzemi) – el que pone su vida, esto es, él pone delante su propuesta de hombre – un hombre realmente bello. Pone delante su vida para que uno pueda confrontarse con esta belleza de hombre y la pueda reproducir.
Pedro, en su primera carta que escribe a los cristianos perseguidos del Asia Menor dice:
‘la conducta de ustedes frente a los paganos sea bella’. Ustedes deben reproducir el rostro el Pastor Bello. Y luego habrá quienes hablen mal de ustedes, como malhechores, pero ustedes deben responder con obras bellas’. Escuchemos ahora cómo se presentan los que no son pastores.
“El asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, escapa abandonando las ovejas, y el lobo las arrebata y dispersa. Como es asalariado no le importan las ovejas”.
Para poner de relieve otra característica del Pastor Bello, Jesús introduce la descripción del asalariado y la pone en contraposición a la imagen del pastor. El asalariado no se involucra personalmente de manera pasional con la vida de la grey. Lo único que le interesa es la paga al final de la jornada. Él no está interesado sobre la suerte de las ovejas, no se preocupa más. Es el contraste entre actuar por interés y el amor gratuito.
El amor gratuito es una de las características de la belleza de Jesús de Nazaret. Y él nos propone a cada uno de nosotros esta belleza: la del amor gratuito. Nosotros, instintivamente, optamos por actuar por interés. Cuando hacemos algo, instintivamente pensamos sobre nuestro provecho, qué ventajas tendré de lo que estoy haciendo. Al menos alguien se dará cuenta que estoy haciendo algo bueno. Entonces, cuando nosotros nos replegamos y pensamos, aunque sea a largo plazo, sobre nuestro provecho, entonces enturbiamos esta belleza que debemos reproducir sobre nuestros rostros.
La belleza del pastor bello que es Jesús de Nazaret que ha actuado en completa gratuidad. Y, por cierto, son muchas las personas que son bellas de esta manera. Pensemos, por ejemplo, en esos cristianos que se pasan el fin de semana dedicados a la vida de su comunidad, trabajando en la parroquia, o se comprometen en un voluntariado, trabajando con aquellos que tienen necesidad de ayuda.
Esto es un hecho. Quizás también hemos sentido decir de alguien muy vago, viendo lo que hacen estas personas ‘bellas’ y se molestan por esta belleza, de esta gratuidad… y dice: “Bien, si lo hace es porque le gusta, de lo contrario no se molestaría”. Estas personas ‘bellas’ no le hacen caso y continúan a trabajar, aun sin esperar ningún reconocimiento por el trabajo que realizan… ni siquiera ningún reconocimiento de parte de su párroco.
Estas personas que actúan gratuitamente pues están felices al ver que alguien esté contento, reflejan en sus rostros la belleza de su Pastor. ¿Qué hacen los asalariados a quienes no les interesa la grey? Ven venir al lobo –el enemigo tradicional de la grey– que representa las fuerzas del mal, las fuerzas hostiles. ¿Qué hace el lobo? No se dice que mate a las ovejas. No las puede matar porque no puede destruir la vida del Eterno que está presente en todo ser humano, pero puede dispersar de la grey a las ovejas. Y entonces ya no siguen al pastor bello. El lobo las puede dispersar. Las puede hacer desviar del camino.
A veces sentimos hablar de la juventud en descarriada o de la sociedad desbandada. Este es el resultado de lo que hace el lobo. Y los mercenarios, los asalariados, los que trabajan por interés, se desinteresan por lo que sucede, piensan en sí mismos. Tenemos toda una espiritualidad del pasado que se desarrolló por interés pensando en los méritos acumulados en el cielo. Y el que hacía el bien, en el fondo lo hacía por interés.
Se trata de un muy sutil egoísmo. Este egoísmo nos hace brutos, malos. El que trabaja, el que hace el bien, lo hace gratuitamente porque amar es bello. Por eso, el que ama no piensa en sí mismo. Piensa en la situación en que se encuentran los hermanos que quizás estén en peligro por causa del lobo. Y el que ama debe estar atento a estos lobos.
Cada época ha tenido sus lobos. Alguna vez han tenido nombre, pero las más de las veces son anónimos y por tanto más dañinos. Es importante poder identificar a algunos de estos lobos, porque son peligrosos. Por ejemplo, son lobos los que introducen en la sociedad el deterioro moral, para quienes no hay distinción entre lo que está bien y lo que está mal… “todos lo hacen” … se pierde el sentido de aquello que nos hace ‘bellos’ y lo que nos hace ‘brutos’.
Son lobos los que encarnan un falso modelo de hombre, cuyo ideal de vida es ‘hago lo que me da la gana’. El que divulga esta concepción es un lobo porque hace el mal. Quita la alegría de vivir. Quita la ‘belleza’ de la sociedad, porque la persona ‘bella’ es la que ama, no aquella que solo hace lo que le agrada. Son lobos también los que deforman el gusto de la belleza, hacer ver bello lo que, en vez, es bruto. El mercenario, el asalariado… el que piensa que Dios lo premiará, le pagará al final de su vida, piensa solamente en sí mismo.
En vez, el que quiere reproducir el rostro del Pastor, está atento a lo que sucede a su alrededor y vigila a los lobos que pueden hacer el mal a los hermanos. Esta es una obligación de aquellos que presiden a la comunidad cristiana. Por tanto, cuando entra una mentalidad contraria al evangelio, la deben denunciar porque es peligrosa. También los padres deben preocuparse de estos lobos. Ciertamente se preocupan de algunos lobos, pero de otros no.
Algunas veces ni siquiera se dan cuenta que, siguiendo ciertas propuestas de vida, ciertas costumbres, sus hijos se tornarán personas brutas, malas, no bellas. Cuando se quiere involucrar a una persona en una relación afectiva, ¿qué se hace? Se esfuerza por presentarse ‘bello’. El joven que no cuidaba más de afeitarse se enamora y se afeita tres veces al día, porque quiere presentarse bellamente, para conquistar a la persona amada. Jesús quiere que todos nosotros nos involucremos en una relación de amor esponsal.
Esta es la imagen que la biblia emplea. No existe el informe del asalariado. Cuando se acepta la espiritualidad de Jesús, se aceptaba en el pasado la espiritualidad de los ‘méritos´ – esto tuvo su tiempo. Pero no hace el bien para recibir una paga al final de la vida. Este es el egoísmo más sutil. La participación con el amor esponsal gratuito con Dios y con Cristo, se expresa en la biblia con un verbo muy importante: ‘conocer’. El verbo ‘conocer’ se emplea para indicar el amor esponsal.
El conocimiento profundo que se tiene el uno del otro, el esposo y la esposa. Esta es también la imagen empleada por Jesús en el texto de hoy. Escuchemos.
“Yo soy el buen pastor: conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, como el Padre me conoce y yo conozco al Padre; y doy la vida por las ovejas”.
Hemos escuchado por cuatro veces recurrir el verbo ‘conocer’: “Yo soy el buen pastor: conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, como el Padre me conoce y yo conozco al Padre”. En la biblia este término tiene un significado especial. Indica la relación íntima entre el hombre y la mujer en su encuentro esponsal. Se le llama ‘conocimiento’. La relación sexual entre animales no es llamada ‘conocimiento’ – solamente la respuesta a un instinto. A veces sucede entre humanos que la relación sexual sea solamente una respuesta instintiva que no lleva al conocimiento de amor recíproco y, por tanto, no es expresión humana.
El ‘conocimiento’ que tiene lugar en el encuentro esponsal humano, lleva a descubrir la interioridad del otro: lo que le da alegría, sus deseos, sus pensamientos, sus sueños y las dos vidas se sintonizan en una única vida. Esto es también lo que sucede en el conocimiento de Dios. Si se entra en una íntima relación de amor, nuestra vida se transforma en expresión de su vida que es amor y solo amor.
Jesús continúa diciendo cuál es la característica de esta vida en la cual él está implicado, porque es el Unigénito del Padre y, por tanto, implica también a todos aquellos que aceptan su propuesta de vida bella. Dice: “Doy la vida por las ovejas”. No quiere decir que él muere en lugar de las ovejas. NO. Significa que él hace de su vida un don, porque esta es la vida del Padre que está presente en él. Y es en esta vida que él nos implica a todos nosotros. Están aquellos a quienes él quiere involucrar en este conocimiento de amor con él y con el Padre. ¿Son solamente algunos… los privilegiados… personas escogidas? Escuchemos.
“Tengo otras ovejas que no pertenecen a este corral; a ésas tengo que guiarlas para que escuchen mi voz y se forme un solo rebaño con un solo pastor”.
Para comprender estas palabras de Jesús, debemos colocarlas en el contexto del discurso que él está haciendo. Ha dicho que ha venido para llevar fuera a sus ovejas que se encuentran dentro de un corral. Para sacarlas fuera de este corral. El texto original llama a este recinto ‘αὐλῆς’ = ‘aulé’, que no significa corral, sino un lugar donde las ovejas han estado recluidas por ladrones y asaltadores que las asaltan y matan.
¿Cuál es el recinto del cual Jesús ha sacado fuera a sus ovejas? Es el recinto de la institución religiosa que predica una falsa relación con Dios. Jesús vino a sacar fuera de este recinto a sus ovejas porque allí son abusadas. Se trata de la institución religiosa que predica una falsa relación con Dios. ¿Cuál era la práctica religiosa del templo de Jerusalén? Era la relación con el Señor para darle alguna cosa, ofrecerle sacrificios para obtener sus favores. Incluso las obras buenas que uno hacía era para obtener algo de Dios, su bendición, sus favores. NO. Esta no es la relación con Dios que Jesús trajo.
Es necesario salir de ese recinto. Lamentablemente, en este recinto de la falsa imagen de Dios todavía hay muchas personas que se encuentran dentro. Y que vienen mantenidas dentro por mercenarios que, sin incluso darse cuenta, mantienen a la gente esclavas de una falsa imagen de Dios. Jesús tuvo un gesto profético muy claro, cuando echó a todos fuera del templo. Este era el recinto donde él no quería que permanecieran las personas. Luego continúa diciendo que otras ovejas que no están dentro de este recinto, pero pueden estar dentro de otros recintos y también a ellas debe guiar. Luego de haber librado de una falsa imagen de Dios y de una falsa imagen de religión, Jesús dice que existen otros recintos, religiosos y laicos, que mantienen esclavo al hombre y él quiere llevarlos fuera. Imaginemos a algunos de estos recintos: ciertas culturas arcaicas; ciertas tradiciones que humillan, que esclavizan a los hombres y a las mujeres… son corrales.
Y los que han asimilado el pensamiento, el amor de Cristo deben empeñarse en llevar fuera a estas personas de estos recintos. Luego también el corral de una mentalidad hedonística donde cada uno piensa en sí mismo y a gozar de la vida. Es un corral. Y los que están dentro deben ser liberados de esta mentalidad. El corral de la corrupción moral donde uno se encuentra dentro y viene explotas por gente interesada en mantenerlos dentro. Deben ser llevados fuera.
El cristianismo es una religión universal que se interesa por todos. Y Jesús hace su propuesta de libertad y dice: escucharán mi voz, y se formará un solo rebaño y un solo pastor. Escucharán mi voz: indica su propuesta de hombre nuevo. Jesús no impone a nadie su imagen de belleza, pues la belleza es atrayente por sí misma. Él se presenta como pastor bello y el que cree en él se transforma en una persona bella. No tiene necesidad de alzar la voz o de amenazar. Es su persona la que debe hablar.
Es importante la traducción de este texto que ha estado deformado por la traducción de
San Jerónimo, el cual dijo: es necesario que haya un solo rebaño y un solo pastor. Jesús no vino a sacar una persona de un corral para meterla en otro corral. NO. Las ovejas deben salir de todos los corrales dentro de los cuales los mercenarios las quieren mantener esclavas. Jesús quiere a las personas completamente libres, que acepten su propuesta de belleza y lo acepten como único pastor.
Escuchemos cómo Jesús concluye su propuesta de persona bella:
“Por eso me ama el Padre, porque doy la vida, para después recobrarla. Nadie me la quita, yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y para después recobrarla. Éste es el encargo que he recibido del Padre”.
La belleza del pastor está sintetizada por Jesús en estas sus últimas palabras en la lectura del evangelio de hoy. “Yo doy mi vida. Nadie me la quita” … me viene desde dentro este mandato del Padre. El mandato que Jesús recibe no viene desde fuera, viene de su identidad de Hijo de Dios y como el Padre es amor y solo amor, esta es su vida y esta vida divina se encuentra en plenitud en Jesús y así su vida se transforma en don pues el amor es poner la propia persona al servicio de la alegría y de la vida de la persona amada. Jesús dice que ‘ofrece su vida’ la pone a disposición con un acto libre de amor, porque el amor es libre.
No se ama – no se dona la vida por obligación, sino que es la naturaleza misma de hijo de Dios que te lleva a donar tu vida. La vida, de todos modos, la perdemos y la valentía de Jesús es que no la guarda para sí mismo. Si queremos conservar nuestra vida, debemos donarla libremente. Esto es, hacer como hizo Jesús, dejar que, desde dentro, el Espíritu nos lleve a este acto, a este gesto de amor. Solamente así nuestra vida será realmente bella. Seremos realmente personas bellas reproduciendo la imagen del pastor.
Les deseo a todos una buena Pascua y una buena semana.